martes, 14 de julio de 2015

5. Instrucciones y descubrimientos.

*Presente.
Esta mañana había una carta en mi taquilla, estaba impaciente por leerla puesto que no había sabido nada de mi supuesto admirador desde el viernes pero, como siempre, llegaba tarde a matemáticas. Tampoco he podido leerla en clase, si te pierdes una no hay vuelta atrás. Lo curioso es que no he dejado ni un momento de pensar en quien será y aun sin conocer siquiera su rostro o su voz, creo que está empezando a gustarme. Siendo sinceros, le está poniendo mucho empeño y no puedo negar que es muy creativo y misterioso.
Termina la clase y mientras todos mis compañeros salen al pasillo, me quedo para, de una vez, leer lo que sea que quiera decirme este chico tan simpático.
Al abrir el sobre descubro que hay algo escrito en la solapa "Lee por orden". Dentro del sobre hay 3 papeles perfectamente numerados.
El primero es el más grande, lo desdoblo y leo una serie de instrucciones que hay escritas en el:
1- A las 11:00 ve a la biblioteca y dale el segundo papel a la bibliotecaria.
2- Ve al armario del fondo a la derecha, concretamente al más cercano a la ventana.
3- Busca entre los libros un separador azul con el numero 7.
4- En esa estantería se encuentra un libro cuyo titulo contiene una palabra que escribí en la primera carta que recibiste.
5- Ábrelo por la página 56 y coge lo que hay dentro.(Y no te olvides de mirar el hueco que ocupa).
6- Lee el tercer papel al llegar a casa.

Son las 10:45, salgo al patio y me dirijo hacia la pista de baloncesto donde siempre me reúno con mis compañeras. No quiero contarles nada de esto aún, así que opto por mentir, decir que tengo un examen e irme cuando llegue la hora.
A las 11:00 me despido y camino con decisión hacia la biblioteca, busco el papel numero 2 que tenía guardado en el bolsillo, se lo doy a la chica e inmediatamente ésta me sonríe y me da una llave.
Instrucciones en mano voy hacia la estantería indicada y la abro. En el tercer estante veo el separador azul que limitará mi búsqueda así que busco en mi maleta la primera carta que me escribió puesto que siempre las llevo encima y la leo varias veces para descubrir cual es la palabra escondida en esos títulos, A primera vista, la que más me llama la atención es música (yo y mi obsesión con la música) busco a través de los libros y ahí está "La música del viento". Cojo el libro y nada más retirarlo veo una rosa negra hecha con papel de seda con el tallo verde y las espinas detalladas, es preciosa.
Abro el libro por la página indicada, no sin antes guardar la carta, y encuentro un folio morado doblado a la mitad. Lo desdoblo y veo otro curioso mensaje: "Mira por donde parece que sabes seguir instrucciones, pequeña sabionda. - y no puedo evitar sonreír al ver como me ha llamado- Puedes volver a dejar el libro donde estaba, solo quería que tuvieras la rosa para que pudieras pensar en mi al mirarla, ya que no puedes hacerte idea de quien soy, al menos así no tienes que imaginarte una sombra. Por último debo decirte que a pesar de que me encanta la forma en la que te muerdes el labio cuando estas impaciente o nerviosa, te prometo que ya queda menos para que sepas quien soy."
No se como lo hace, pero incluso sin saber quien es, este chico me vuelve loca.

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Por fin, después de todo este tiempo, he decidido seguir con esta serie de "capítulos" que formaran el primer relato extenso que he escrito así que espero que lo disfrutéis y que la espera haya merecido la pena. Por supuesto seguiré subiendo el genero al que os tengo acostumbrados puesto que es lo que me da la vida pero creo que es hora de sumergirme en un proyecto algo más complicado.
Para cualquier pregunta que tengáis sobre mi ya sea por curiosidad o por interés, voy a dejar mi ask aquí a bajo en caso de que os animéis a resolver vuestras dudas. Además, dejaré mi twitter personal por si queréis saber algo más de mi o mi día a día.

Twitter: https://twitter.com/ConMdeMuyaya
Ask: http://ask.fm/moniicaa98

Por último daros las gracias por leerme una vez más y pediros que no os cortéis en opinar, que para eso están los comentarios.
Mis más sincero "Gracias".

domingo, 28 de junio de 2015

A la mierda.

A veces mientras recorremos las sendas que supuestamente nos ha impuesto el destino tropezamos con piedras mayores que el mismísimo Everest., piedras que deberíamos esquivar o escalar para seguir a delante pero nuestro incesante intento por arruinar nuestra propia vida hace que caigamos en la tentación y acabemos prendados de esa piedra cual moscas de la miel. Hasta que un día la piedra se vuelve roca, la roca acero y nosotros polvo enterrado bajo una superficie enorme de desilusión e ideas preestablecidas que poco a poco nos habían ido consumiendo convirtiendo nuestro cerebro en un amasijo de fibras musculares y neuronas sin ninguna función más que mantenernos vivos y adictos a esa piedra.
Y por eso digo a la mierda el destino, a la mierda la piedra, a la mierda las ilusiones y las ideas preestablecidas, a la mierda la idea de felicidad que nos nubla la vista sin dejarnos observar que la misma esta delante de nuestras narices ya sea en la sonrisa de un niño o en un concierto de rock, a la mierda los prejuicios diré siempre conscientemente, pues no hacen mas que provocar discusiones y desprendimientos que acaban siendo piedras en caminos, a la mierda las etiquetas que te ponen entre la espada y la pared haciéndote pensar que toda la culpa es tuya y que perteneces a esa enorme piedra que no quiere apartarse de tu camino, a la mierda las amienemigas que te clavan la daga a la espalda en cuanto te das media vuelta y a la mierda las palabras que acaban estallando en la cara cual globo de agua en una noche de verano.

domingo, 26 de abril de 2015

Racionalidad y amor.

-¿Que haces ahí arrinconado?¿Como estás?
+Deberías saber como estoy, al fin y al cabo lo sabes todo ¿verdad?
-Amigo mio, ahí te equivocas, se como deberías sentirte o como quieres que la gente crea que te sientes, pero no tengo la más remota idea de como te sientes en realidad.
+No mientas, a otros podré ocultárselo pero tu, mirame, todas las cicatrices que eran solo marcas en mi piel, son ahora heridas infectas y profundas que no tienen pinta de poder curarse aunque pasaran mil años.
-Curarán, siempre lo hacen. Pero si, la verdad es que se te ve hecho mierda, y eso que siempre me has parecido el más atractivo de los dos.
+¿Ya empezamos con los sarcasmos?
-No iba en coña, yo soy tan racional que pierdo el encanto, y tu, mírate, siempre arriesgándote aunque sepas que la probabilidad es nula.
+Si, y mira como he acabado, yo aquí hecho trizas y tu ahí arriba sin un solo jodido rasguño. Además, yo no se nada de probabilidad ni de estadísticas, yo estoy aquí para que me rompan y me cosan una y otra vez. Sentir lo llaman. Dolor es lo que se siente. ¿Y ahora que me queda? ¿Desangrarme poco a poco hasta que llegue otro que haga que las cicatrices vuelvan a ser solo marcas?
-La última vez las arreglo el mismo que las produjo. ¿Recuerdas? Quizá vuelva a pasar.
+Quizá, pero también te recuerdo que pasaste horas diciéndome que no le dejara arreglarlas.
-Nunca me haces caso, y lo agradezco. No sabes lo satisfactorio que es verte dando saltos de alegría, de amor y de pasión.
+Amigo mio, el amor es dolor, un dolor que nunca te cansas de sentir. ¿Pero como vas a saberlo tu? Si yo soy la parte que siente y tu solo la que advierte.

lunes, 9 de febrero de 2015

Quiero.

Quiero sentirme viva o tener motivos para morir. Sonreír o que mis llantos cobren sentido, dejar de sentir que los sentimientos no son recíprocos, que el agua resbale por mi espalda y me estremezca o que ésta quede insensible por siempre, que tus labios y los mios se atraigan como polos opuestos o que las ganas desaparezcan con el llanto de ayer, que mis pensamientos se ordenen a la par que mis libros, dejar de querer, sentirme querida, que pienses en mi o dejar de importarte, que el frío me queme, que tu calor me hiele, dejar de sentirme desnuda al expresar lo que siento, desnudar tus palabras a cada momento, que seas la causa del rubor en mis mejillas, dejar de sonrojarme por tonterías, que la inspiración me ilumine, que la luz me inspire, iluminar la inspiración y dejar de divagar por el mundo de la imaginación.
Quiero saber lo que quiero.
Te quiero.

Carencia.

Me siento vacía y algo no encaja. Quizá el nudo en mi garganta es el llanto de mi alma, quizá mi sonrisa demuestra agonía, quizá la culpa atormenta mi sueño, quizá este sentimiento al entendimiento escapa. Quizá no sea vacío sino nada, o angustia, o tristeza, o algo jamás sentido.
Quizá solo sea carencia. ¿Pero carencia de que? No es amor, no es amistad, no es afecto, no es nada. Solo carencia.
¿Carencia de sentido?¿De inspiración?¿De dolor? Quizá solo carencia.
¿Carencia de dolor?¿Acaso eso existe?¿Si hay carencia amorosa porque no de dolor?¿Pero no es la agonía similar al dolor? El nudo en mi garganta agobia, pero no es dolor, no es odio, no es nada salvo agonía. Solo impide que hable, que piense, que sienta, que duela y que descubra mi carencia. Pero no duele, al fin y al cabo, es solo carencia.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Destino.

Estoy tumbada en lo que parece ser el suelo de una habitación, abro los ojos y a excepción de la tenue luz de una vela, todo está a oscuras. Percibo un olor extraño, aunque no desagradable, es como una mezcla del olor de la lluvia y el de la sangre.
Me levanto, cojo la vela e intento orientarme pero no recuerdo haber estado aquí antes, es más, no recuerdo siquiera como he llegado aquí.
-¿Hola?
No hay respuesta. Empiezo a andar alrededor y no se si es culpa de la luz pero parece ser que las paredes están teñidas de rojo.
Siento una corriente de aire a mi espalda, me dirijo hacia ella con cautela y oigo un murmullo que no consigo entender. Sigo andando, miro hacia delante y veo una escalera.
-¿¡Hola!? ¿Hay alguien ahí?- el murmuro no cesa pero sigo sin entender que dice.
Decido avanzar y cuando piso el primer escalón tengo una sensación extraña, ese escalón no tiene la misma consistencia que el suelo, mi pie empieza a hundirse en el como si este no quisiera que bajara, pero algo me llama, tengo que seguir bajando.
Llego al final de la escalera y me encuentro con una puerta. No es muy grande pero si muy extraña, es de color negro y el pomo es dorado y en forma de cuchillo. Me decido a abrir la puerta pero nada mas tocarlo, el llanto de un niño empieza a resonar por todas partes y aparece una inscripción en la puerta a la vez que el pomo cae al suelo "Si quieres entrar, al cuchillo debes alimentar". La leo en alto y el pomo se torna en un verdadero cuchillo.
Normalmente la cobardía me haría huir pero algo me dice que no acabaría bien si lo hago.
Cojo el cuchillo, me corto la palma de la mano y dejo que este se impregne con mi sangre. Poco a poco el rojo se vuelve dorado y cuando vuelve a su color original, vuelve también a la puerta haciendo que ésta se abra poco a poco.
Entro en la habitación y el llanto cesa. Una luz blanca ilumina todo el cuarto y en el hay decenas de estanterías con miles de libros sobre el destino, los astros, la vida y la muerte, en el centro hay una mesa de madera y una silla. El murmuro vuelve a empezar. Dirijo mi mirada a la esquina mas lejana de la habitación y allí entre libros me encuentro un hombre. Tiene la cara consumida por el miedo, los ojos inyectados en sangre y jo hace mas que repetir la misma frase una y otra vez con una voz que demuestra su locura.
+ No puedes cambiar el destino, no puedes cambiar el destino, no puedes...- me ve y se le dibuja una sonrisa en la cara.
-Hola- digo asustada- no quiero hacerte daño, no se como he llegado aquí.
+Ha funcionado- dice creyendo que no le escucho- Ahora puedo cambiar el destino.
Su cara de locura me asusta y el se da cuenta de ello así que intenta cambiarla y sonreír de forma tranquilizadora pero solo consigue asustarme cada vez más.
-¿El destino? ¿Para que quieres cambiarlo?
+Shhht, no puedo contártelo, si no el señor del destino no me dejará cambiarlo ¡Y tengo que hacerlo!- se exalta y cuando intenta calmarse veo como su cara empalidece.
-No entiendo nada. ¿Porque se supone que estoy aquí?
+¡Me desesperas, niñita! ¡Ya te lo he dicho! ¡Para cambiar mi destino!- La cara se le deforma cada vez más y su voz se torna cada vez mas inquietante.
-¿Y para que iba a querer yo cambiar tu destino, si ni siquiera te conozco?
+No quieres, pero lo harás de todas formas.
Saca un cuchillo y se dirige hacia mi. Su cara parece cada vez mas siniestra, como si envejeciera y se fuera cayendo a trozos.
-¿Donde vas con eso? ¡Para!
Se acerca cada vez más a mi, al mismo tiempo que voy retrocediendo hasta que me acorrala en una esquina. Intento zafarme de el y darle la vuelta a la situación pero me clava sus largas uñas en el brazo y empieza a rajarlo con el cuchillo. Hace un corte desde el hombro hacia la muñeca y la sangre comienza a esparcirse por el suelo y a impregnar el cuchillo. Lame la hoja del cuchillo y con un tono burlón pero igual de macabro dice.
+¿Quieres? Está muy rica.- Su cara rejuvenece por momentos y parece cada vez más humana.
Me mira directamente a los ojos y con una expresión un tanto inquietante dice:
+ Entiendelo, en el fondo eres buena chica pero era o tu o yo y tenía que cumplirse la profecía, a demás ni siquiera te conozco.- Sonríe como si lo hubiera dicho de forma sincera pero la carcajada que sigue delata que disfruta con esto.
Pone el cuchillo en mi cuello y su mano debajo haciendo fuerza y clavándome las uñas de nuevo para que no pueda moverme.
+ Esto te va a doler, preciosa.- Esa sonrisa me desquicia.
Clava la punta del cuchillo en el lateral de mi cuello y empieza a cortar en zig zag horizontal, no puedo reprimir los gritos pero cuanto mas chillo más sangre y mas dolor inundan mi cuerpo.
Lame el cuchillo de nuevo y después pasa na lengua lenta y cuidadosamente por toda la herida, las punzadas de dolor son tan intensas que no se como sigo consciente. Cada vez más su cuerpo, su cara y su voz vuelven a la normalidad. Me suelta en el suelo, me estoy desangrando y sigo teniendo el fantasma de su lengua en mi cuello, nadie va a ayudarme, no entiendo porque no me quedo inconsciente de una vez. Se da cuenta de que puedo escucharle y empieza a decir con una voz propia de un chico joven.
+La profecía dice que cada 80 años tengo que volver aquí y que por obra de un ser divino, alguien de corazón puro vendrá, solo tengo que degollarla y saborear su sangre y me otorgará otros 80 años de vida. Las primeras veces intentaba hacer el menor daño posible pero la profecía no funcionaba y tardaba otra semana mas en venir alguien de corazón puro. Me pasé varios años aquí dentro buscando una cura para la profecía, en todos y cada uno de los libros pero no hubo solución. La profecía también dice que una vez la encuentras no puedes librarte de ella pero tienes el poder de cambiar tu destino, de vivir más y poco a poco ese deseo te va consumiendo y aprendes a disfrutar de la muerte de las almas puras y con el tiempo no puedes vivir sin el sabor de la sangre. Me disculparía por tu muerte pero en realidad es más bien culpa tuya y de tu extraño corazón puro.
Es culpa mía. Quedo inconsciente y muero, pensando que incluso mi propia muerte, es culpa mía.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Recuerdos de otoño.

Llega el otoño y me haces falta. No me malinterpretes, no es que en verano no te quisiera conmigo, es simplemente que el otoño me recuerda a ti. Me recuerda a todas las tardes de peli y manta que no pudimos tener, a todos los besos bajo la lluvia que no pude darte, a todas las sonrisas que me perdí, a todos los abrazos que no pudiste darme y a todas las noches perdidas entre sabanas que nunca pudimos disfrutar.
También me recuerda a todos los "te quiero" que no pude decirte entre rayos y truenos, a todos los sueños que no pude cumplir a tu lado aunque lo deseara con todas mis fuerzas y a todos los días de tormenta en que me perdí sin ti.
El otoño es corto pero intenso al igual que lo fue nuestra historia. La única diferencia es que el otoño no perdura en el tiempo y estoy segura de que lo nuestro, de una forma u otra, durara para siempre.
Llega el otoño y me haces falta. No me malinterpretes, no es que en verano no te quisiera a mi lado -aunque en realidad nunca me gustaron los amores de verano- es solo que el otoño me recuerda a ti y a todo lo que quisimos tener y no tuvimos.