lunes, 12 de mayo de 2014

¿Es tanto pedir?

Quiero ser libre. Desplegar mis alas y volar lejos. Volar allí donde no existan las caras largas del lunes a las seis y media de la mañana, allí donde sea más normal ver a alguien leyendo un libro que chateando o jugando con el móvil. Quiero encontrar el sitio en el que pueda vestirme como quiera sin ningún tipo de miedo a las burlas. Un sitio en el que gritar, reír, bailar en medio de la calle, llorar, saltar o hacer cualquier otra cosa sin que absolutamente nadie te mire mal. Quiero ser libre en un lugar donde no te llamen raro por no ser otra burda y estúpida copia barata de los engendros que habitan nuestra sociedad hoy en día. Donde el consumismo no consuma el alma de los compradores y donde se premie antes el conocimiento y la sabiduría que un cuerpo escultural. Solo quiero ser libre... Me bastaría con sentirme la mitad de libre que cuando empiezo a nadar en el mar. El mar... Tan inmenso, tan profundo, tan bonito como mortífero para aquellos que se enfrentan a el, tan libre... 
Quiero ser feliz disfrutando de una libertad completa donde se me permita decidir que quiero hacer con mi vida y como quiero hacerlo y no solo eso, quiero que todo el mundo se sienta libre porque no hay mayor felicidad que decidir por ti mismo. Porque aunque no la apreciemos tanto como deberíamos, la libertad es el bien más preciado del que pueda disfrutar el ser humano. Yo solo quiero que esa libertad sea real, ¿De verdad es tanto pedir?