Son
las siete de la tarde y no podría estar más nerviosa. En tres horas
conoceré al chico que ha estado semanas paseándose por mis sueños
a su antojo y trastocando toda mi realidad.- Pensó Carla- No se que
ponerme, no se si maquillarme, no se que vamos a hacer, ¿como se
supone que tengo que decidir si arreglarme o no si ni siquiera se si
vamos a quedarnos en el parque?
Después
de media hora pensando sobre lo que podría o no pasar esa noche
Carla optó por ponerse unos vaqueros negros y un crop top de rallas
con una chaqueta de cuero y unas botas negras formando así un look
elegante pero sencillo y válido para cualquier situación.
El
parque quedaba a unos 15 minutos de su casa y el misterioso admirador
secreto le había pedido que no llegara tarde así que a las 21:40
Carla salió de su casa en dirección a su árbol favorito, aquel en
el que había pasado tardes enteras escribiendo y escuchando música.
Cuando llegó allí eran las 21:55 y pensó que todavía le quedaba
tiempo para admirar las maravillas que la naturaleza había creado
miles de años atrás en ese parque y que ahora los humanos usaban
para realizar actividades de ocio. Pero nada más lejos de la
realidad, en cuanto levanto la vista hacia las ramas del árbol oyó
una voz a su espalda.
-No
te gires, confía en mi.- Dijo Jaime y seguidamente colocó un
pañuelo rojo alrededor de los ojos de Carla haciendo así que ésta
no viera absolutamente nada.- Se que ahora mismo estás intentando
recordar a que compañero de clase pertenece esta voz para ponerme
cara pero antes de enseñarte definitivamente quien soy me gustaría
llevarte a un sitio especial para mi.¿Te parece bien?
-Mentiría
si te dijera que ahora mismo no estoy asustada e intrigada a la vez
pero si, me parece bien.
-De
acuerdo, pues agárrate a mi brazo y mientras vamos hacia allá
déjame contarte algo.- Dijo Jaime mientras cogía el brazo de Carla
y lo envolvía con el suyo.- Verás, quiero que sepas quien soy antes
de quitarte la venda de los ojos así que voy a explicarte la
historia de como me fijé en ti y como surgió la idea de las notas.
Sé que te va a parecer extraño pero hace un año cuando todavía no
íbamos juntos a clase me fijé por casualidad en una chica que un
día cualquiera pasaba por delante de mi clase y si, esa chica eras
tú y podría decirte que me fijé en ti porque eres preciosa, que lo
eres, pero no sería cierto. Me fijé en ti porque estabas llorando
porque te acababas de pelear con unas amigas con las que después no
volví a verte más. Al día siguiente estabas sentada delante de tu
clase 10 minutos antes de que tocara el timbre y si te soy sincera no
parecías la misma, te reías y cantabas sin voz pero con más
sentimiento y emoción de lo que había visto cantar a nadie. Y a
raíz de ahí se convirtió en costumbre observarte, se que suena a
acosador pero nada más lejos de la realidad, y vi tu evolución,
como hacías nuevos amigos, tus buenos y tus malos días, en fin la
vida de un adolescente pero con más pasión. Y con la tontería
empezaste a gustarme pero no me atrevía a conversar contigo hasta
que un día, y debo decir que no elegí el mejor día, te dije que
era la primera vez que te veía y te pregunté quien eras con la
esperanza de que no me odiaras por ello.- En ese momento la imágenes
del año anterior empezaron a recorrer la mente de Carla a la
velocidad de la luz.- Y después del verano, cuando nos pusieron
juntos en clase, mi mente no podía concebir una manera de entablar
contacto contigo que no conllevara sacar a la luz aquella situación
hasta que un día así de repente se me ocurrió la idea de hablarte
sin que supieras quien soy y conquistarte de esa forma. Y ahí fue
cuando nacieron las notas y los post-it. Y ahora ya me callo. -No,
por favor, su voz es tan dulce, tan melódica... Sus palabras
enamoran incluso más pronunciadas por el.- ¿Clara, estas ahí?
-Sí,
yo... me había quedado pensando en todo lo que acabas de decir y por
favor, no te calles, quiero seguir escuchando tu voz, es tan
placentero después de tener que imaginar como sería leyendo las
notas. Y pensar que te he tenido delante todo este tiempo, a mi lado,
¿como no me he dado cuenta?
-Soy
bueno fingiendo, mira, ya hemos llegado, voy a quitarte la venda
¿vale? Aunque me gustaría abrazarte primero por si cuando me veas
sales corriendo.
-No
voy a salir corriendo, Jaime.- Dice Clara sonriendo.
Clara
y Jaime se unen en un emotivo y cálido abrazo que para ellos parece
más corto de lo que es en realidad y cuando se separan, éste le
quita el pañuelo de los ojos a ella que sorprendida se lleva las
manos a la cabeza sin poder creer que alguien se haya tomado tantos
esfuerzos con ella.
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