Me encerraste en tu tornado de agonía
Me engañaste, haciéndome creer que
moriría
que no valía la pena ni buscar una
salida
que tus garras serían mi refugio al acabar
el día.
Me hiciste creer que nadie me quería
que la mediocridad era lo único que
ofrecía
que era un juguete roto, música sin
melodía
que no era suficiente y que nunca lo
sería.
Provocando una tristeza que sentía
como mía.
Desterraste de mi vida a cariño y
alegría.
Viendo día a día que a motivación
perdía,
acabaste con mis ganas de empezar un
nuevo día.
Pero cuando ya creías que la historia
acabaría
que con la soga al cuello otra noche
no aguantaría
apareció un destello al final de la
calle fría
brindándome apoyo, coraje, amor y
valentía.
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