Calma y fuerza son, para mí, las palabras que mejor te definen.
Podría decirse que tu esencia es como el impacto de las olas contra el acantilado cuando deciden terminar con su vida, atronador pero apacible al mismo tiempo.
Como las noches de tormenta en que no solo llueve fuera de casa pero que al final, son solo eso, noches de tormenta que se tornan arcoiris cuando el sol vuelve a brillar.
Podría definirte de muchas formas, pero ninguna de ellas podría reflejar la realidad. Porque no entiendes de palabras, no entras en el canon, no eres lógica ni impulso, ni agua, ni fuego, ni tierra, ni aire. Eres etéreo y eterno a partes iguales.
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