martes, 17 de noviembre de 2015

Gracioso.

Resulta gracioso,
ver que lo que antes era vida ahora te resulta odioso.
Observar como tu sonrisa, antes diosa de mi olimpo,
no es más que dolor enmascarado tras tu rostro.
Y que todas tus heridas vienen de aquel día,
donde “tu” y “yo”, pasó a ser un “nosotros”.

Gracioso que el pasado, presente y futuro
crearan en conjunto un clima oscuro y taciturno.
Que las hojas de los arboles cayeran
a la misma velocidad que los buenos recuerdos
y que estos quedaran hechos trizas
a merced de tus “prácticos” remedios.

Gracioso que la cura a mis abismos fueran tus labios
y que tus ojos fueran mis más preciados acantilados.
Gracioso que nos azotara aquel giro de 180 grados
trastocando todos y cada uno de nuestros abrazos,
demoliendo cada uno de nuestros secretos
y dejando nuestras almas hechas pedazos.

Gracioso que todo esto sean solo tristes relatos
de realidades confusas enmarañadas en lagrimas.
Y que esos días del futuro presente pasado
se retuerzan escondidos en lo más profundo de nuestras almas.


Gracioso, catalogar todo esto de gracioso.