lunes, 3 de julio de 2017

Venecia.

Esa sensación perenne de que
nunca seré suficiente.
Que por mucho que me esfuerce
acabaré cayendo siempre.

Que no hay dios
ni ente que me salve,
que me acune y me susurre
que nunca más estaré en jaque.

Que perder ya es costumbre
y no soporto la duda y la incertidumbre.
Que vivir a oscuras ya no es vida
y no encuentro a quién me alumbre.

Que viví en Venecia
y rompí mi góndola de un suspiro.
Que me ahogué
en un amor no correspondido.

1 comentario: