martes, 30 de julio de 2013

1. Y la carta dice así...

La clase está vacía, solo quedamos el profesor y yo. Estoy recogiendo y me gusta tomarme mi tiempo para hacerlo, el profesor lo sabe y lo respeta al igual  que yo respeto que el repase los apuntes de la ultima clase el tiempo que yo recojo.
No soy como mis compañeros de clase, que recogen corriendo y con prisas para ir a la siguiente clase corriendo creyendo que así las 6 horas de clase se les pasaran más deprisa. Me gusta recoger despacio, pensando en lo que acabo de aprender, repasando los ejercicios que he hecho en clase y pensando en los que me quedan por hacer en casa, pensando en como fue ayer el día, en como es hoy, y en como puede ser mañana.
 Levanto el estuche para terminar de recoger y me encuentro un papel doblado en cuatro rectángulos, es de color lila claro y pone mi nombre encima. Decido que lo leeré de camino a la siguiente clase. Termino de recoger, cierro la maleta y me la cuelgo a la espalda, me despido del profesor, cojo el papel de encima de la mesa y me pongo a andar.
Desdoblo el papel y veo un escrito a negro, con una caligrafía perfecta y una ortografía inmejorable. Empiezo a leer y la carta dice así.

Hola, veo que has descubierto la carta.
Llevo bastante tiempo observándote y he descubierto cosas de ti que me encantan.
He descubierto que eres tímida pero a la vez habladora, que ninguna de las chicas de la clase te cae extremadamente bien y por eso estas siempre tan callada, he descubierto que  cuando sonríes de verdad te salen dos marcas adorables en la cara, también que muchas veces te sientes sola a pesar de estar rodeada de gente, he  descubierto que tu escondite es la música y que vives por ella, y eso me encanta, siento que somos iguales y a la vez distintos, que eres distinta a las demás, que sabes comportarte según la situación y creo que sería muy feliz a tu lado. Sé que buscas una  relación seria y que tienes mucho miedo de que te hagan daño y también se que ahora te estarás mordiendo las uñas con esa carita de niña adorable preguntándote quien soy y como se todo esto.
He descubierto todo esto simplemente observándote porque eres como un libro abierto que hay que saber leer.
No voy a decirte quien soy, creo que es más emocionante que lo descubras tu sola, iré dejándote notas con pistas y al final sabrás quien soy.


 Fdo.: Un admirador secreto.

lunes, 29 de julio de 2013

Hicimos de nuestros cuerpos uno solo.

Estoy sentada en la acera haciendo el tonto con el móvil. Escucho una moto y luego nada.
-Enana, ¿vienes a dar una vuelta?
Levanto la cabeza y te veo sonriendo y ofreciéndome un casco que llevas en la mano.
Me levanto, voy hacia ti y te beso de forma dulce e intensa. Cojo el casco sonriendo como una tonta, subo en la moto y me agarro a ti con fuerza dándote un abrazo mientras tu acaricias mis dedos.
Arrancas y nos vamos.
Llevo la visera levantada y me da el aire en la cara, me encanta esa sensación, cierro los ojos para sentir mejor el aire.
La moto se detiene y abro los ojos. No puedo creer que me hayas traído aquí, es el mirador donde nos conocimos.
Me quito el casco para verlo mejor y te veo bajar de la moto.
-¿Me aguantas un momento el casco por favor?
-Claro.
Lo cojo, te acercas, me coges en brazos y los dos reímos como niños.
Me llevas hacia la barandilla y me sientas allí, mirándote a los ojos.
-¿Recuerdas este sitio?-Preguntas.
-Claro que lo recuerdo, este sitio ha presenciado el momento en que nos conocimos, el primer beso y nuestra primera vez.
-Y ahora nuestro primer año juntos.
-El primero de muchos.
Me besas sin ningún reparo, es ese beso que solo tú sabes dar. Se me pone el vello de punta y al separar nuestras bocas me muerdes el labio.
-Te quiero más de lo que he querido nunca a nadie.-Me susurras al oído.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo y es que solo tu puedes provocar estas sensaciones en mi.
-Eres la razón por la que me levanto cada mañana.-Te digo 
Sonríes como un tonto, esa sonrisa que tanto me gusta.
No hay más palabras, los besos y las miradas hablan por nosotros.
Y allí entre la luna y la arena del mirador hacemos de nuestros cuerpos uno solo, como aquel día hace unos meses.



domingo, 7 de julio de 2013

Mi droga es la música.

No me culpes por ir siempre enganchada a los auriculares como si fueran una prolongación de mi propio cuerpo, no me culpes por ir tarareando o cantando una canción a todas horas, no me culpes por dejar de prestar atención a tus explicaciones y meterme en cada sonido, no me culpes, al igual que otros fuman porros y con cada calada se evaden del mundo, mi droga es la música y provoca los mismos efectos.



Música, esa sensación que recorre tu cuerpo de arriba a abajo, que hace que estés bien o que te rompas interiormente hasta tal punto que las lágrimas arden, ese sonido que te inunda de emociones, que hace que pienses en todo y en nada a la vez, que quieras morir o salir corriendo a luchar por tus sueños, ese ritmo que puede hacer que tus ideas se aclaren o que nota a nota estés más confundida, algo con lo que sentirte identificado o que sea totalmente opuesto a tus sentimientos, ilusiones, sueños, risas, miedos, tristeza, al fin y al cabo sentimientos. Cada estado de animo tiene su música y toda una vida puede explicarse a través de canciones.

Hay mil y una razones para que mi droga sea la música. Además siempre será una fiel compañera.